
Motivo
Armar una trinchera luminosa, un lugar de validación, resistencia y reconstrucción. Un lugar donde llegues buscando una explicación y que te quedes porque, por fin, alguien les puso palabras a lo que no sabías expresar.
Un lugar donde se experimente un despertar a conciencias dormidas. Abrir los ojos a dinámicas de abuso normalizadas que te empujen a la reflexión sobre lo que una relación sana debería ser.
Inspirar a poner límites, a dejar, a denunciar, a sanar.
Ser una guía que complemente lo que has aprendido en libros y estás procesando en terapia.
Representar la voz de muchos.
Sobre mí
No sé en qué momento perdí la voz.
Quizá fue cuando empecé a callar para no incomodar, a ceder para no discutir, a sonreír cuando en realidad quería llorar.
Durante mucho tiempo, fui lo que se esperaba de mí: fuerte, paciente, correcta, funcional.
Hasta que un día, todo eso dejó de sostenerse.
Y entonces, empecé a escribir.
Este blog no nació desde la paz, sino desde la necesidad.
La necesidad de ponerle palabras al dolor, de entender lo que me estaba pasando, de no sentirme tan sola.
De recordarme que seguir viva no es lo mismo que estar viviendo.
Hoy escribo porque sé lo que es quedarse sin respuestas.
Porque yo también soy esa mujer rota en proceso de reconstrucción.
La que transita días llenos de luz y esperanza, y otros envueltos en una profunda oscuridad.
Renacer con voz es ese lugar donde decidí dejar de callar.
Es un espacio para hablar de lo que no se dice: del abuso que se disfraza de amor, de la culpa que nos imponen, del perdón mal entendido, de la resiliencia que nace del fondo.
Escribo para acompañarte, para darte palabras cuando las tuyas se ahogan.
Escribo para que sepas que lo que sientes es real.
Y que no estás sola.
Gracias por estar aquí.
Ojalá este espacio te abrace, te alumbre, y te dé fuerza cuando más la necesites.

